Respetando los tres metros de separación respecto a linderos recogidos por normativa, obtendremos una planta trapezoidal. Para situarnos en dicha zona, agrupamos el programa de la vivienda en dos alas, siendo una diurna -abierta y permeable al exterior- y otra nocturna – íntima y compartimentada-. En consecuencia, ambas zonas se materializan en dos volúmenes que se apoyarán  en las diagonales del trapecio perpendiculares a la calle. Al no ser paralelos, se generará una ¨grieta¨ cóncava entre ambas alas, que albergará recibidor y circulaciones. 

Esta agrupación en tres zonas se traslada a la estética y escala de cada una. Así las dos principales  se proyectan como cajas blancas de dos plantas de altura separadas por una ¨cuña¨ aplacada en piedra, donde se rebaja la cubierta para enfatizar la separación de ambos volúmenes. Así, el ala diurna albergará las estancias de cocina, salón y distribuidor, todas ellas en planta baja y abiertas al mismo espacio, frente al ala nocturna, que se compartimenta para poder albergar cuatro dormitorios, dos banos y un vestidor repartidos entre planta baja y primera.